Una Lección Sobre Exigencias.
Una Transmisión de un Ajustador del Pensamiento – 11 de noviembre, 2004.
Una lección sobre exigencias te parece extraña, ¿qué hay que hablar sobre eso? Hasta te fastidia cuando se te hacen muchas exigencias. Pero eso, niño, es la naturaleza del ser humano. Él o ella parece no estar satisfecho nunca, y siempre exige mas, lo cual está bien siempre y cuando las exigencias sean razonables y no se vuelvan un hábito de gratificación instantánea, porque no se aprenderá la preciosa lección de adquirir paciencia y muchas oportunidades para desarrollar el carácter se perderían. La exigencia puede ser de doble forma. La de menor importancia es la materialista; la exigencia de saber y la urgencia de comprar y de poseer mas cosas. Esa percibida necesidad de querer mas y mas nunca puede satisfacerse. Siempre hay la urgencia de poseer más. Lo mismo se aplica a la comida. Si no hay una autodisciplina apropiada y la persona nunca escucha a las señales que le da su cuerpo, entonces el clamor de estar lleno es como un caballo desbocado, con toda clase de resultados negativos. Y con los bienes mundanos, también hay que tener una medida de autodisciplina. El desenfreno y caer en la tentación, ya que es eso, también lleva a cierta miseria si no hay fondos para pagar las extravagancias.
Ahora abordemos la parte más importante de la exigencia. Esta es la parte que es preciosa ante la vista de Dios; las exigencias que Sus hijos ponen en Él de ser oídos, de ser escuchados. Ahora sabes a lo que me voy a referirme, y es verdad. No mucha gente mantiene sus exigencias cuando sus deseos no se cumplen de inmediato. Luego ellos se atreven a decir que no hay Dios, o que ni si quiera tiene sentido tratar, ya que, ¿por qué un Dios superior y poderoso escucharía a un débil mortal cuando Él tiene que dirigir y sostener universos? Sin embargo, el secreto es que Dios es tan superior y poderoso, que aun el más pequeño de los lamentos del corazón humano no se le escapa. Al contrario; es el humano el que no se toma el tiempo de escuchar a Sus respuestas. A través de una impaciencia crónica, él o ella ya están en otro tema que necesita ser cumplido y entonces la mente humana brinca, salta y rebota de una cosa a otra, en vez de tomarse el tiempo de sentarse en paz ante la Presencia del Regalo de Dios en su interior y hacer una amistad con ese Regalo. Toma nota de mi consejo: Establece esa conexión tan necesaria, la cual ayuda al humano a enfrentar cualquier cosa que la vida le presenta.
Cuando exiges algo de Dios, siéntate en calma y escucha la respuesta, la cual, sin duda, llegará con un mayor entendimiento del por qué las cosas tendrán que esperar por el resultado apropiado. Algunas veces las exigencias de saber parecen ser increíbles y porque la gratificación instantánea es practicada, la gente incluso va a otros que alegan saber mas y supuestamente pueden ‘ver dentro del futuro de otros’. El futuro está envuelto en las nieblas de la eternidad y cada día que se vive en fe traerá los resultados mas favorables, aunque en el momento no le parezca así al individuo. No le robes a la fe el dulce incienso que sube ante el trono de Dios. Confía en que Dios es lo suficientemente grande para llevar tus pequeños asuntos, no importa las exigencias que le impongas. La fuerza acumulada a través del camino, las desilusiones que se sufren, las lecciones aprendidas, y la sabiduría obtenida es lo que hace que el mortal crezca hacia la inmortalidad. He aquí la lección acerca de exigir a Dios el mejor camino en la vida, y dejar que El sea el guía.
Traducido por Loyda Mira.
© Grupo de Progreso 11:11.
Perdiéndote a ti mismo, Me ganarás – AP.
http://1111espiritusguardianes.1111spiritguardians.com